Cuenca del Guadalquivir
La Cuenca del Guadalquivir
forma parte de una de las tres grandes unidades
geológicas de Andalucía; corresponde a la gran
llanura que rodea al valle del río Guadalquivir, que
se ensancha ampliamente hacia el oeste (Marismas) y
se estrecha hacia el este hasta terminar en las
lomas de Úbeda en las faldas de la Sierra de
Cazorla. Ocupa un área extensa del territorio
andaluz que comprende parte de las provincias de
Jaén, Córdoba, Sevilla, Huelva y Cádiz. Su
morfología es subtriangular, alargada en la
dirección ENE-OSO. Aunque su topografía es muy
suave, se observa un descenso progresivo de cota
desde el sector oriental (800 m), hasta
el occidental, situado a nivel del mar. Su
altitud media al oeste de Córdoba es inferior a 200
m, mientras que en su extremo oriental es de unos
400 m.
Constituye una “cuenca de antepaís”, situada entre el frente de la Cordillera Bética (borde activo) y el Macizo Ibérico (borde pasivo). El relleno sedimentario de la cuenca se realizó mientras se estructuraba la Cordillera Bética, entre el Mioceno inferior y el Plioceno. Esta circunstancia ha condicionado una disposición asimétrica de sus sedimentos, de modo que en la mitad norte afloran unidades de carácter autóctono, mientras que en la mitad sur lo hacen unidades alóctonas procedentes del “volcado” de materiales desde el frente de la Cordillera Bética a la depresión.
Los rellenos propiamente de la cuenca de antepaís se pueden dividir en cinco secuencias deposicionales (conjunto relativamente concordante de estratos, genéticamente relacionados y cuyo techo y muro son discontinuidades o continuidades correlativas). Estas unidades sedimentarias, que alcanzan una potencia de entre 300 y 400 m.
La interpretación de estos depósitos ha permitido definir un modelo sedimentario para esta cuenca que consiste en un sistema de plataforma-talud en el que progradan cuerpos sedimentarios hacia el oeste, desplazando al mismo tiempo la línea de costa.